Biografía Manuel Méndez Ballester
Novelista, autor teatral, cuentista, periodista y ensayista. Nació en Aguadilla el 4 de agosto de 1909 y fue inscrito con el nombre de José Manuel Epifanio Méndez Ballester. Falleció en el Hospital Auxilio Mutuo en Hato Rey, Puerto Rico el 23 de enero de 2002. Su padre lo fue el Sr. Andrés Méndez Licíaga y su madre la Sra. Juana Ballester González, ambos naturales del municipio de San Sebastián, Puerto Rico.
Cursó las enseñanzas primarias en su ciudad natal. En Nueva York, donde residió por espacio de algún tiempo, inició la escuela secundaria, que más adelante, luego de su regreso a Puerto Rico, habría de completar por estudios libres. Adolescente aún y urgido por razones de índole económica, pasó a trabajar como oficinista, en varias casas comerciales de Aguadilla y de San Juan. Prestó servicios más tarde en las oficinas de la Corte de Distrito de Aguadilla, y después, durante varios años, ejercerá también en aquella población la Secretaría del Administrador de la Central Coloso, tarea que le permitió relacionarse de primera mano con la vida, costumbres y problemática social del campo agrícola de la caña de azúcar, conocimiento que más adelante habría de resultarle de gran valor para el desarrollo de sus primeras relaciones como dramaturgo. Por estos años comienza a participar como aficionado en algunas representaciones teatrales y se inicia además en el cultivo de menesteres literarios en calidad de colaborador y redactor de las publicaciones periódicas aguadillanas Atalaya y Letras, que salen a la luz para la segunda mitad de 1931, la segunda mencionada bajo la dirección de Juan Bautista Pagán. Posteriormente ingresa Méndez Ballester a la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras, ambicionando hacerse abogado, pero antes de finalizar el primer año de estudios su estrechez económica lo obliga a abandonar las aulas. Permanece por entonces en la Capital dedicado a labores de actuación y dirección de programas radiales en la Escuela del aire del Departamento de Instrucción Pública. Vuelve a la Universidad en el 1935 para seguir allí un curso de habilitación de maestros para trabajadores que patrocinaba la Administración de Reconstrucción de Puerto Rico.
Junto a Francisco Manrique Cabrera y Fernando Sierra Berdecía organiza un teatro rodante que recorrerá la isla en misión cultural entre los obreros de la caña y en cuyas actividades se destaca Méndez Ballester como actor aficionado de talento. Se interesa en el estudio de las crónicas sobre la conquista e inicios de la colonización de Puerto Rico, en busca de materiales para la elaboración literaria en el campo de la novela histórica, de cuyos empeños habría de surgir la obra Isla cerrera, que se en el 1937. Becado por el Departamento de Instrucción Pública, marcha a los Estados Unidos para estudiar técnica radial. Después de su regreso al país continuó impulsando desde la Escuela del Aire el desarrollo de actividades variadas de radioteatro. En el 1938, su drama en tres actos El clamor de los surcos obtiene el primer premio en un certamen de piezas teatrales que patrocinó el Ateneo Puertorriqueño. Luego escribe la tragedia en tres actos Tiempo muerto, estrenada en 1940, bajo el patrocinio de la nueva Sociedad Dramática de Teatro Popular “Areyto”, que con ella inicia sus actividades de montaje escénico, y así mismo publicada en libro ese año, tras lo cual merece ser laureada por el Instituto de Literatura Puertorriqueño. Se interesa en el cultivo del cuento y da a conocer en dicho género realizaciones como la titulada Tierra salida en la revista Ateneo Puertorriqueño, expresiva de iguales preocupaciones sociales. En el 1943, organiza Méndez Ballester la Sociedad General de Actores, entidad que habrá de llevar a la escena dos nuevas obres Hilarión (1943), tragedia en tres actos y Nuestros días (1944), drama en un acto; más adelante refundido bajo el título de Este desamparo y reestrenado en 1949 por la compañía española de María Fernanda Landrón de Guevara, de paso por San Juan. El teatro de este autor se desviará luego hacia un quehacer de género chico y juguete cómico representado por las piezas El misterio del castillo (1946), libreto de zarzuela al que pone música el maestro Arturo Somohano, y Un fantasma decentito (1950), sainete. Seguirá a estas obras la farsa Es de vidrio la mujer (1952), interpretación moderna del relato cerventino El curioso impertinente. Desde 1958 hasta el presente Méndez Ballester ha dado a conocer sus cinco últimas creaciones dramáticas: Encrucijada, comedia en tres actos; El milagro, comedia en dos jornadas; La feria, farsa en tres actos; Bienvenido, Don Goyito, comedia satírica en tres actos y cuatro cuadros; y Arriba las mujeres, comedia satírica en tres actos. A lo largo de los años cincuenta y comienzos de los sesenta, publica este autor en la revista capitalina Artes y Letras la columna mensual titulada La condición humana (también radiodifundida), de comentarios socioculturales y crítica social.
Ocasionalmente cultiva en los diarios de San Juan, el artículo de enfoque crítico teatral. Por otra parte, da a conocer en 1961, en la Revista del Instituto de Cultura Puertorriqueña dos capítulos de una nueva novela, San José de la Montaña, aún inédita en su conjunto. En el 1962, por nombramiento del Gobernador de Puerto Rico, pasa a desempeñar el cargo de Representante en la Cámara de Representantes, cuerpo legislativo que habría de representar a partir de 1965, en la Junta de Gobierno del Instituto de Literatura Puertorriqueña. La obra literaria diversa de Manuel Méndez Ballester parte del seguimiento de afirmación terrígena puertorriqueña y de las preocupaciones en torno de la problemática social y cultural del país que dan la tónica a la creación artística de los escritores del treinta, a cuya generación él pertenece.
En la novela Isla cerrera (1939), se adentra este autor, por la vía del relato histórico, en la tarea de definir las esencias del pueblo puertorriqueño, remontándose en su narración al ambiente colonial del primer tercio del Siglo XVI, cuando se echaban en nuestro suelo los cimientos de la sociedad isleña. Por este medio logra realizar –en palabras de Concha Meléndez – “la única novela histórica valiosa de nuestros comienzos coloniales y una de las escasas novelas de su clase en la América Hispana”. La obra de este mismo autor en el campo del teatro, género que habrá de cultivar con mayor instancia y en el cual quedará su trabajo literario de más señalado mérito y mayor resonancia, cuenta con varios títulos que revisten particulares méritos en el proceso histórico de las letras en Puerto Rico. BIOGRAFÍA – SALA MUSEO MANUEL MÉNDEZ BALLESTER
Adaptado de: Gran Enciclopedia de Puerto Rico. 15 vols. Madrid: Ediciones R., 1976. Vol. 5 Novela, p. 123-126. Ref. AE 65 .G725 v.5.